jueves, 7 de noviembre de 2013

UNA HISTORIA DE VIDA

 
Este relato que haré es sobre la vida de 
mi hijo… JESUS FRANCISCO… para 
todos conocido como PANCHITO, un 
niño especial que en sus primeros meses 
tuvo que luchar por su vida, por seguir a 
nuestro lado. 
 
Cuando sentí que mi hijo daba su 
primera señal… me sentía asustada, al 
mismo tiempo irremediablemente feliz 
porque estaba segurísima que estaba 
embarazada, que esperaba mi primer 
hijo… mi corazón se hinchaba de 
alegría… me sentía algo “rara”… y un 
pequeño latido en mi vientre… sentía 
muchas emociones contradictorias… sin 
embargo, dejé pasar un poquito más de 
tiempo para corroborar lo que ya 
sospechaba… cuando lo confirmé… fué 
el día mas maravilloso de mi vida. 
Llevo grabado en mi mente el día en 
que nació PANCHITO… apenas 
cumplía mis 6 meses de embarazo… Y 
mi bebé se adelantó… era inevitable 
venía a este mundo… el día 4 de 
Enero… me puse tan triste cuando el 
doctor al darme la noticia de que bebé 
nacería muy pronto y que lo más 
probable era que no viviría. ¿Se pueden 
imaginar lo que sentí en ese 
instante?............ 
 
Desde entonces no hice más pedir a 
Dios por mi hijo… trataron de que no 
naciera, pero fue inútil… mi bebé 
nacería de todos modos… a la mañana 
siguiente, a las 10 de la mañana en 
punto me pasaron al quirófano… nació 
por cesárea, pesando apenas 1 kilo con 
200 gramos… estaba ¡Tan pequeñito e 
indefenso!...... me lo mostraron y 
dijeron que era un niño e 
inmediatamente se lo llevaron a la 
incubadora pues necesitaba de cuidados 
especiales. 
Desde entonces viví con mis miedos, 
desesperada por él, por verlo tan 
chiquito y con tantas agujas en su 
cuerpecito… su cabecita tan pequeñita, 
como una pelota de béisbol… me daba 
tanta tristeza y no quería separarme ni 
un instante de él; no me importó mi 
dolor físico con tal de estar a su lado. 
Estuvo una semana sin poder 
estabilizarse, estuvo en terapia 
intensiva… tan pequeñito mi niño… 
pensé que no resistiría tanto… volví a 
pedir a Dios por él y ahora creo 
firmemente que El siempre nos escucha, 
que si pedimos con fe, hace milagros… 
no tienen idea de cuánto lloré por mi 
bebé. Gracias a Dios, a los quince días 
se empezó a estabilizar… poco a poco 
fue ganando peso… 10, 15 o 20 gramos 
que aumentara por día, me hacían 
feliz… no podía comer por sí sólo, lo 
alimentaban por medio de una pequeña 
sondita… tres semanas antes de que le 
dieran de alta del hospital empezó a 
comer por sí sólo ¡¡¡No había duda!!! 
¡¡¡Estaba progresando mucho!!! Ya 
podía darle mi leche…¡¡¡Qué felicidad 
sentí!!!... Déjenme decirles que 
empezamos a estimularlo primeramente 

con música, recuerdo que llevamos una
cajita de música al hospital, después que
empezamos a tocarlo a brindarle calor al
bebé... eso le da mayor seguridad
porque siente el calor de sus padres; sin
embargo, tenía tanto miedo tenerlo entre
mis brazos porque era tan pequeñito y
frágil. Todos los días iba al hospital a
ver a mí Panchito… los doctores y las
enfermeras estaban muy encariñados
con él, y es a la fecha es un bebé muy
hermoso, ¡Qué puedo decir yo que soy
su madre! Pensarán… pero es que es la
realidad… desde pequeñito e indefenso
aparecía en sus labios una sonrisa tan
tierna que a todo mundo desarmaba… 

¿Qué puedo decirles?... Después de su
alta de la clínica, lo llevé a casa; mi
corazón me decía que no estaba del todo
bien, que teníamos mucho más que
sufrir y que tal vez lo perderíamos. No
pasó mucho tiempo… algunas dos
semanas y PANCHITO… dio señales
de que él vino para quedarse.

Actualmente PANCHITO tiene 15 años
6 meses de edad; es un niño hermoso,
siempre con la sonrisa en los labios,
asistió desde pequeño a terapias de
rehabilitación porque no caminaba,
lográndolo después de Dios, y con la
ayuda de los especialistas a salir
adelante, asistió con terapeutas,
pediatras, neurólogos, ortopedistas, en
fin, actualmente se encuentra muy
bien… Con el tiempo asimilé la
situación; jamás renegué de lo ocurrido;
al contrario, estoy tan feliz de tener al
niño a mi lado porque es el milagro más
grande que se me ha dado y tengo junto
con mi esposo la misión de llevarlo
siempre adelante, de guiarlo igual que a
nuestros dos hijos.

Es la primera vez que escribo esto sobre
la historia de mi hijo… PANCHITO…
Por tanto, quiero agradecer a Dios por
haberme elegido a mí para cuidar al más
hermoso de sus Ángeles… mi hijo
JESUS FRANCISCO. Realmente me
siento muy privilegiada por Dios, al
darme la oportunidad de vivir
maravillosas experiencias, así como un
cúmulo de satisfacciones… como el día
de Hoy que termina su educación
primaria, este logro es verdaderamente
importante para nuestras vidas… Por
nuestro lema…siempre será “Por él soy,
con EL soy y para él soy…

 
JESUS FRANCISCO MORENO LEYVA 
HERMOSILLO, SONORA, JUNIO 26 DEL 2007.

tips para tu fiesta de grados (prom)


5 tips para que tu graduación sea perfecta

Te esforzaste durante años para lograrlo. Te levantaste temprano, estudiaste, leíste cientos de libros, contestaste exámenes, hiciste tareas, presentaste proyectos y ahora, justo en este día, todos tus esfuerzos se verán reconocidos con una gran fiesta.

El día de tu graduación será uno de los días más padres de tu vida y lo recordarás siempre. No importa si es de prepa o de universidad o de maestría, esta fiesta perdurará en tu memoria hasta que seas viejita y seguirás viendo las fotos con la misma nostalgia que el primer año.

Para que este día sea perfecto, en ActitudFEM tenemos algunas recomendaciones sobre detalles que tal vez no habías considerado pero que pueden hacer la diferencia entre una buena noche, y una noche maravillosa. Toma nota:


1. Tu bolsa es tu mejor aliada


Busca una bolsa coqueta y que combine con tu vestido, pero sobre todo, lo suficientemente grande para incluir:

  • Broches para el pelo
  • Desodorante
  • Gloss
  • ID (nunca sabes dónde puedes terminar)
  • Liga
  • Delineador
  • Polvo (después de horas de estar bailando, no quieres brillar como foco en las fotos)
  • Dinero (insistimos, nunca sabes dónde puedes terminar)

No te preocupes si la bolsa que conseguiste es demasiado grande, no la vas a volver a usar durante la noche, se quedará tirada en tu silla hasta que necesites sacar algo de ella. No va a salir en las fotos, y en esta ocasión, es un accesorio poco importante.


2. Bebe moderadamente


No querrás perderte de los recuerdos de la fiesta por causa del alcohol, ni ser la borracha que se duerme temprano, ni la que hace escenitas a media noche sobre las mesas. O la que no puede llegar al after porque ya no puede caminar. Sí diviértete, sí bebe, pero llévatela despacio y con moderación; se trata de que sea una buena fiesta que disfrutes de principio a fin.


3. Considera llevar unos flats


Después de horas y horas de estar bailando los tacones van a ser tus enemigos. Considera la opción de incluir unos zapatos de piso en tu bolsa, o insiste para que el grupo musical lleve pantuflas. Y como medida extrema, ¡pies descalzos! Sólo ten mucho cuidado de dónde pisas, no queremos accidentes.


4. Asegura tu transportación


Beber y manejar no es buena idea. Pónganse de acuerdo quién llevará el auto y quién será el conductor designado para regresarlas a todas a casa, o llevarlas al after. Si nadie quiere perderse la fiesta, pídanle a algún papá que las recoja, recuerden que su seguridad es lo más importante.
También te sugerimos llevar un cambio de ropa si organizaron after party, para no dañar tu vestido y que no pierdas tiempo yendo a tu casa a cambiarte. Así estarás más cómoda para seguir disfrutando la fiesta con tus amigos.


5. Disfruta


Lo más importante de este día es que te la pases increíble, que disfrutes a tus amigos porque es la última vez que estarán todos juntos, y que festejen que el esfuerzo que realizaron durante todos estos años.


Tómate muchísimas fotos, en todas posiciones y con todos tus compañeros, nunca sabes con quién terminarás relacionándote en el futuro. Canta y baila como nunca 





Adios a la secundaria


COMO EVITAR LA "CRUDA DESPUES DE LA GRADUACCION"

Por: Ernesto García y Jaime Martínez Bowness
“Modera tu consumo, toma mucha agua, no mezcles tragos, come algo, evita las bebidas dulces…”. Los consejos para evitar la resaca o “cruda” todo mundo se los sabe de memoria pero no todo mundo los aplica. Aquí queremos hablar de otro tipo de resaca que es peor, más duradera y costosa: la cruda post-universitaria.
Por lo general esta “cruda” comienza después de tres o más años de estudiar y en varios casos, después de gastar miles de pesos (hasta más de un millón en caso de una universidad privada). Los síntomas de la “cruda” no son inmediatos; comienzan más bien cuando las ofertas de trabajo no llegan, los “altos sueldos” no aparecen o las condiciones de trabajo ofrecidas no corresponden a las de un “naciente líder” como tú.
Como tristemente para este padecimiento no hay antiácidos ni remedios caseros, a continuación te ofrecemos la primera parte de nuestro “Remedio para evitar la cruda después de la graduación”, que tal vez sepa feo (y cueste) pero hará una gran diferencia cuando llegue el momento de dejar la escuela y entrar de lleno al mundo laboral.
Primer ingrediente: desarrolla habilidades… no sólo conocimientos
Tener conocimientos y saber muchas cosas es muy importante, pero si no sabes aplicarlos no serás muy distinto a Wikipedia, sólo que Wikipedia es gratis, no se queja, no duerme y constantemente se actualiza (¿puedes competir contra eso?). Por lo tanto, enfócate más bien en desarrollar habilidades laborales –la aplicación real de esos conocimientos- en tus años como estudiante. Las habilidades serán a tu carrera profesional lo que beber agua durante la fiesta, a tu bienestar el día siguiente a la graduación.
Qué hacer antes de tu graduación
Durante la carrera debes preguntarte: ¿Qué sé hacer? ¿Qué tipos de análisis, modelos, software o tecnologías puedo usar? ¿Qué clase de problemas organizacionales y administrativos sé resolver? ¿Qué tipo de ideas, oportunidades y soluciones soy capaz de generar? ¿Cómo puedo aplicar lo que estoy aprendiendo? ¿Qué puedo “venderle” a una empresa o cliente?
Es importante que durante toda la carrera busques desarrollar habilidades “duras” (análisis numéricos, programación, manejo de software, herramientas de análisis, administración de procesos, etc.) así como “suaves” (liderazgo, trabajo en equipo, negociación, comunicación efectiva, persuasión, ventas, tolerancia al estrés, etc.).
Mientras que por lo general las habilidades “duras” se desarrollan dentro del salón de clases, las “suaves” se trabajan fuera de éste. Nunca subestimes el impacto que pueden tener en tu CV y en las primeras etapas de tu carrera profesional un buen promedio y una buena cantidad (y calidad) de actividades extracurriculares (proyectos en la sociedad de alumnos, intercambios y cursos de verano, competencias y talleres, proyectos académicos, organización de campañas para recaudar donativos, entre otras).
¿Qué tan importantes serán tus habilidades al buscar empleo? En un estudio mundial reciente llevado a cabo por McKinsey & Co. se encontró que para el caso de México, casi 40% de los empleadores señalaban la “falta de habilidades” como la razón principal de las vacantes de primera entrada que tenían.
Qué hacer después de tu graduación
Es malo que termines la carrera sin experiencia profesional; es terrible que además no hayas desarrollado habilidades qué ofrecer al mercado y a los empleadores.
Si caes en este último caso, es muy probable que empieces a trabajar en un empleo poco atractivo, mal remunerado, con poca visibilidad y con un futuro poco promisorio. Si ese empleo es además muy operativo, simple, repetitivo y de poco valor agregado, será difícil que puedas desarrollar las habilidades que no desarrollaste en la escuela. Si te encuentras en esta situación, un remedio es que busques entrar a una “empresa-escuela”, es decir, una organización donde quizás no ofrezcan un sueldo atractivo ni muchas prestaciones y requieran un buen número de horas y mucho esfuerzo de tu parte, pero donde sí podrás (1) desarrollar habilidades “duras” y “suaves”; (2) obtener conocimientos de la industria; (3) hacer contactos y relaciones y (4) adquirir experiencia.
Segundo ingrediente: busca la oferta de trabajo… no esperes que llegue a ti
Existen diferentes tipos de entrevista de trabajo. Entender cómo funcionan y para qué sirven te ayudará a prepararte mejor para ellas y a no sentarte delante de tu entrevistador como “conejo lampareado” a media carretera.
Busca trabajo (mucho) antes de tu graduación
Durante tu estancia en la universidad averigua cuáles son los mejores mecanismos para entrar en contacto con reclutadores y aplicar a las distintas ofertas de trabajo. La bolsa de trabajo universitaria es sólo uno de muchos recursos y no siempre es el mejor.
Esta primera búsqueda de trabajo será una buena oportunidad para descubrir y aprender (en caso de que aun no lo hayas hecho) el importante papel que van a tener tus contactos y “conocidos” en tu futuro profesional. Así que aprovecha a tus profesores (tanto a los que están en la universidad tiempo completo como a los externos que sólo dan una clase o dos); piensa en ellos como posibles reclutadores y recomendadores.
Otro tipo de actor que puede ser muy importante es el Coordinador de Carrera, pues suele ser un vínculo ideal entre alumnos, exalumnos, empresas y autoridades escolares. Al Coordinador de Carrera te lo ganas con un buen desempeño en tus clases y manteniéndote en contacto con él o ella. No es lo mismo enfrentar la “cruda” solo y por largo rato, que acompañado y salir de ella rápido.
Acelera (mucho) la búsqueda después de tu graduación
Si el lunes siguiente a la graduación aún no tienes empleo ya vas algo tarde. A partir de este momento empieza un peligroso conteo en el cual, por cada mes que pase y no estés trabajando ni estudiando, tendrás que encontrar una mejor “explicación” para justificar porqué estás inactivo. Además, cada año se gradúan más profesionistas, muchos de ellos incluso mejor preparados que tú. Si te tardas mucho, tu competencia sólo incrementará.
Encontrarte en esta situación es como hallarte después de la fiesta con dolor de cabeza, sin forma de regresarte, sin dinero para un taxi y con las llaves de tu casa perdidas. En este caso, ¿qué hacer? Utiliza los canales que ofrece tu universidad (bolsa de trabajo, directivos de carrera y exalumnos). No bombardees a las áreas de recursos humanos con correos y llamadas; mejor consigue contactos que te enlacen con empresas y áreas que sí están ofreciendo trabajo en ese momento. Hagas lo que hagas, evita extenderte seis o siete meses después de tu graduación todavía buscando empleo.

ALBUM FOTOGRAFICO 11´S